Actividades 2.021

Comunicado de la Junta.

Hola a tod@s.

Si echamos la vista atrás, nuestro último comunicado empezaba enviando un fuerte abrazo, una sencilla muestra de afecto, que por aquél entonces parecía imposible que llegara, pero que ahora, cada vez vemos más próximo.

Dada la favorable evolución que la COVID-19 está teniendo en nuestras vidas, parece que este verano, con las medidas sanitarias correspondientes, se podrán retomar algunas de las actividades habituales de nuestra asociación.

Ésta es la parte positiva y ahora la negativa: Por motivos laborales y de disponibilidad de los miembros de la junta no podemos gestionar las actividades. Por esta razón solicitamos voluntarios para organizarlas.

¿Qué actividades serían y en qué consiste?

Senderismo

Consiste en contactar con los guías de años anteriores y organizar un calendario de excursiones. Realizar el tríptico, imprimirlo y distribuirlo por las aldeas. Adquirir un detalle y entregárselo al guía el mismo día de la excursión. Dejamos a la elección del organizador la ruta nocturna y su desarrollo (el último año fue a la Veleta y se leyeron relatos de miedo, anulándose la queimada por riesgo de incendio).

Concurso de dibujo

Consiste en elaborar un cartel con las normas propias de la actividad, como categorías, premios, estilos, etc. y organizar un calendario de fechas para los distintos eventos como plazos para la entrega de trabajos. Realizar el tríptico, imprimirlo y distribuirlo por las aldeas. Adquisición de los premios acordados previamente. Recogida de los trabajos, selección del jurado y valoración de los trabajos entregados, asignando los premios en función de los criterios en cada caso. Exposición y entrega de premios.

Concurso de fotografía

Consiste en elaborar un cartel con las normas propias de la actividad, como categorías, premios, estilos, etc. y organizar un calendario de fechas para los distintos eventos, como plazos para la entrega de trabajos por correo. Realizar el tríptico, imprimirlo y distribuirlo por las aldeas. Adquisición de los premios acordados previamente. Recogida de los trabajos enviados, selección del jurado y valoración de los trabajos entregados, asignando los premios en función de los criterios en cada caso. Exposición y entrega de premios.

Torneo de birlas

Consiste en elaborar un cartel con las normas propias de la actividad, como categorías, premios, estilos, etc. y organizar un calendario de fechas para los distintos eventos tales como la elaboración de cuadrante de participantes y fechas de los torneos. Realizar el tríptico, imprimirlo y distribuirlo por las aldeas. Adquisición de los premios acordados previamente. Anotar la puntuación de las partidas y entrega de premios.

Exposición de dibujos y fotografías

Históricamente se utiliza la exposición de dibujos y fotografías de los concursos para la venta de tickets de la cena de hermandad y lotería. Esta actividad queda en suspenso hasta ver la evolución del resto de actividades y la disponibilidad, tanto de los socios voluntarios, como de las instalaciones necesarias. En cualquier caso, debería haber una coordinación entre el concurso de dibujo y de fotografía para concretar las fechas y gestionar junto con el ayuntamiento las instalaciones para la exposición.

En caso de que se presenten varios voluntarios para una misma actividad se podrá organizar una comisión. La organización de las actividades estará sujeta en todo momento al cumplimiento de las normas dictadas por los organismos competentes en materia de Sanidad y autoridades, tanto locales como de gobierno central. Si fuera necesario, deberá desinfectarse el material utilizado para las actividades (por ejemplo en las birlas) y respetar la cuarentena en los trabajos entregados (por ejemplo dibujos).

Con el objetivo de controlar el aforo, así como el correcto desarrollo de las actividades que requieran presencialidad, tales como birlas o excursiones, para participar en éstas deberá solicitarse con anterioridad a través de los medios indicados en cada una de las actividades.

Aprovechamos para recordar que el periodo de vigencia de la actual junta directiva ha excedido el plazo acordado en la última junta general, por lo tanto, apelamos a vuestra responsabilidad como socios para que aquellas personas que puedan asumir unos de los roles directivos se ponga en contacto con nosotros a través del correo electrónico o del whatsapp para un traspaso de funciones progresivo.

amigosdealpuente@gmail.com

Whatsapp

Esperamos que todos estéis bien y que esta enfermedad que nos está quitando la alegría pase pronto para que volvamos a estar juntos y disfrutar de nuestras clásicas actividades culturales.

Un abrazo,

Carlos Pérez

Tesorero de la ACAA.

El riesgo de vivir: a propósito de las vacunas

Recuerdo haber escuchado a alguien la frase de “solo se mueren los vivos” que seguro que a mas de uno le parecerá un disparate. Pero me recuerda esta otra de Groucho Marx: “no te tomes la vida muy en serio nadie sale vivo de ella”. Y todo ello viene a cuento porque en ocasiones olvidamos lo esencial: vivir tiene riesgos. El más importante como resulta obvio perder la vida o la salud. Todos los días ocurren accidentes domésticos, de tráfico, las personas nos caemos en la ducha, resbalamos en la calle. En nuestra vida cotidiana tomamos decisiones asumiendo un riesgo. Viajamos a Londres en avión áun sabiendo que los aviones sufren accidentes, subimos en coche o montamos a caballo o en bicicleta.

Todos sabemos que los medicamentos tienen efectos indeseables que llamamos adversos. Yo mismo como médico he sentido la frustración de que algún paciente ha rechazado un tratamiento que podría beneficiarle tan solo porque “había leído el prospecto”.

¿Ha pensado el lector que pasaría si diéramos una pastilla de ácido acetil salicílico, la vulgar aspirina, a 38 millones de personas? Esto es lo que está pasando con las vacunas.

Es verdad que las vacunas se administran a una población sana y por lo tanto cualquier evento no deseado se magnifica puesto que transformamos a personas sanas en enfermos o lo que es peor en muertos. Pero todo esto lo hacemos los médicos a diario, aceptamos el riesgo y lo aceptan las personas cuando las sometemos a un programa de cribado para el cáncer colorrectal, por ejemplo. Y todo porque esperamos obtener un beneficio mayor evitar un cáncer y ganar años de vida.

Todo lo expuesto hasta aquí es tan obvio que cualquier escolar de primaria lo conoce. Puede resultar ofensivo para nuestra inteligencia que lo recordemos aquí. Sin embargo nuestros políticos ¿lo han olvidado?

Pero además con su comportamiento dubitativo y vacilante crean la confusión en la opinión pública. ¿Si la clase dirigente toma decisiones que atentan contra el sentido común no estarán ocultando datos? Y esta es la pregunta que se hace el ciudadano medio. ¿Qué está pasando con las vacunas?¿Qué hay detrás de todo este lío? La clase política consulta con los expertos, llámese Agencia Europea del Medicamento o Agencia Española, pero después desoye sus consejos y toma decisiones que no han recomendado las autoridades médicas. La AME recomienda la vacuna y afirma que es segura sin embargo las autoridades solo la indican para una franja de edad. Pero además toman una decisión que no está contemplada en ningún estudio ni tiene base científica ninguna. A las personas de menos de 60 años que han recibido la primera dosis de AstraZéneca se les pondrá la segunda dosis de otra marca comercial. ¿En qué estudio clínico, ensayo u opinión de experto basan esa decisión? No hay respuesta. No hay ningún estudio clínico o ensayo realizado en ningún país del mundo que combine la vacunación con dos vacunas diferentes. ¿Por qué se toman decisiones como interrumpir la vacunación y a los pocos días reanudarla? Estas y muchas preguntas similares se hacen los ciudadanos

Pero vayamos a los datos conocidos. Es cierto que las vacunas se han desarrollado en un tiempo record. Pero en su elaboración no se ha saltado ningún eslabón esencial de la cadena. Se calcula que la vacunación en el Reino Unido con la AstraZéneca ha salvado alrededor de diez mil personas. En Gibraltar se ha conseguido reducir la incidencia del Covid a cero y en Estados Unidos y en California en particular los casos descienden y los hospitales ven como se reducen los casos graves.

En el mundo se han vacunado 38 millones de personas con esta vacuna y se han producido 222 efectos adversos graves de los cuales 34 han sido con el resultado de muerte.

Invito al lector a que hagamos un sencillo juego de comparar datos, calcular las vidas de personas que se pusieron en peligro la semana que se dejó de vacunar con la AstraZeneca. Se dejaron de poner 1 millón de vacunas. La incidencia acumulada en España esa semana estaba en torno a 250 casos. Lo que significa que esa semana de ese millón de “no vacunados” 2500 fueron potenciales pacientes de Covid. Un 10% sabemos que desarrolla complicaciones que precisa hospitalización, es decir 250 ingresos en Hospital y un 2% muere, lo que significa 50 muertes. El acto administrativo de suspender “cautelarmente” la vacunación de 1 millón de dosis supuso poner en riesgo 50 vidas. La vacunación masiva de 38 millones de personas arroja un balance de 34 muertos. Comparamos 1 millón de “no vacunados” contra 38 millones de vacunados y aún así el balance es favorable a la vacuna.

Tal vez algunos se pregunten ¿y los efectos a largo plazo? Pues no los sabemos, así de claro. ¿Pero quién dispone de tiempo para pensar al largo plazo cuando hoy en España mueren todos los días entre 100 y 200 personas?

En definitiva mi recomendación es que todos debemos vacunarnos con las vacunas disponibles y autorizadas por la Agencia Europea. No hacerlo es una decisión personal. A la vista de los datos aparentemente la más arriesgada y la menos razonable.

Relato: El baúl

Hace tiempo que no publicamos nada, así que os dejo un relato corto de cosecha propia. Espero que os guste.

EL BAÚL

El ventanuco del viejo corral estaba abierto de par en par. Un finísimo rayo de sol cruzaba los viñedos repletos de pámpanos y atravesaba la estancia hasta estrellarse sobre la desconchada pared del carcomido diván. A su paso dejaba una nebulosa de infinitas partículas de polvo que flotaban desorientadas en la atmósfera buscando un lugar donde morir.

La tenue sombra del péndulo viajaba silenciosa desde el trillo hasta la librería de caoba, repleta de libros de Alpuente. El reloj recordaba con su monótono susurro que no existe el silencio, que no existe el presente, tan solo los ecos del pasado. Tic, tac, tic, tac… Un eterno pasajero del tiempo en un viaje sin principio ni final.

En un oscuro rincón, la mecedora, adornada con las telarañas del olvido, dormitaba esperando una excusa para balancearse por última vez, como lo hacía antaño, cuando Amelia se sentaba a tejer calceta o hacer cestas de mimbre. O como cuando el psicólogo se sentaba a escuchar a sus pacientes y los hipnotizaba con el crujido que sus curvadas patas de madera emitían con el vaivén de sus palabras. Ñic, ñac, ñic, ñac.

Si estas cuatro paredes, impregnadas de tristeza, pudieran hablar, revelarían las atormentadas historias de los pacientes que visitaron la consulta del doctor buscando alivio para las noches de vigilia en las que tenebrosas pesadillas se apoderaban de sus almas devorando horas de sueño a sus exánimes cuerpos.

Llegaban con la conciencia cargada de demonios y se marchaban liberados de la pesada carga hasta su próxima sesión, pero… ¿Qué ocurría con sus lúgubres historias, con sus temidas fobias nocturnas? ¿Dónde iban los engendros que atormentaban su descanso? ¿Dónde guardaba el psicólogo toda la locura que les exorcizaba mientras yacían tendidos sobre el diván?

Bajo el alféizar, agazapado en el contraluz de la ventana, se escondía un antiguo baúl. Siempre estuvo allí, presente en todo momento, tan a la vista que permanecía oculto a las miradas. El psicólogo lo rescató de la hoguera cuando heredó la casa y montó su gabinete. Antes de cada consulta, descorría el cerrojo de metal y dejaba abierta la tapa. Después, al terminar, lo cerraba con llave y se recostaba en el diván. Echaba un trago para enturbiar su mente y cerraba los ojos para descansar.

El psicólogo rural desapareció una noche tras la consulta del último paciente y nunca más se supo de él.

Hoy, la casa tiene un nuevo dueño: un enólogo. Afuera, las viñas están cargadas de grandes y redondos racimos, las barricas llenas de un excelente caldo en maceración, las despensas dispuestas de las mejores cosechas.

Pero en el antiguo corral, reconvertido en bodega, bajo el ventanuco de roble, el viejo baúl aún permanece abierto. Quizás en su última visita el psicólogo olvidó cerrarlo. Demasiado dolor en su cabeza, demasiada locura en su vida.

Tal vez se marchó huyendo de sus propios demonios, tal vez odiaba la mecedora o el diván, o tal vez nadie miró nunca dentro del viejo baúl.

Carlos Pérez Recio

Covid 19, la segunda ola

Covid 19

Pocos dudan de que nos encontramos en plena segunda ola de la pandemia. Los casos se multiplican día a día por un factor de 2 o más. El número de contagiados, el número de ingresos hospitalarios, el número de ingresos en UCI o el número de defunciones sigue el mismo patrón. El sistema de atención primaria se está viendo desbordado. Los hospitales de las zonas más afectadas, Madrid, Cataluña, La Rioja, Aragón, comienzan a tener problemas. Hay desabastecimiento del Remdesivir y si continúa el crecimiento exponencial de pacientes ingresados es posible que comiencen a faltar otros fármacos. Ya pasó durante la primera ola. 

Las autoridades sanitarias afirman, ya sin pudor, que la transmisión comunitaria está fuera de control.

La gran mayoría de ciudadanos muestra un comportamiento disciplinado y lleva las mascarillas según las recomendaciones. Y como siempre existe un reducido grupo de inconformistas, negacionistas, inconscientes o irresponsables que no cumplen las normas. 

Este es en pocas palabras el resumen de la situación. Un panorama no precisamente muy alentador, en el aspecto sanitario que está repercutiendo, como es lógico en el económico. 

Y mientras el ciudadano contempla la situación con enorme preocupación y se pregunta: ¿No se puede hacer nada?¿Qué está fallando? La  preocupación no es solo sanitaria, por sus hijos o ascendientes, sino también por su trabajo, por su propio bolsillo.  

Qué lejos queda aquel 31 de diciembre en que nos felicitábamos el año con la esperanza que este sería nuestro gran año, en el que se iban a cumplir nuestros deseos y realizar nuestros proyectos. ¡Que ajenos estábamos a lo que se nos venía encima!

Pero intentemos responder a las preguntas que nos hemos hecho. ¿Que podemos hacer nosotros para mejorar la situación?

1.- Reducir al máximo los contactos sociales. 

Uno cree que nada malo puede haber en dar un beso o un abrazo a nuestros seres queridos. Sin embargo ellos tienen su propia vida social y laboral y nada nos garantiza que no sean portadores asintomáticos. Ello incluye familia y amigos. Sabemos que buena parte de la transmisión comunitaria del virus se está realizando en el seno de las reuniones familiares o celebraciones, cumpleaños, bodas, bautizos o reuniones. Por otra parte nuestros hijos o nietos después del confinamiento han recuperado las relaciones sociales y juegan con sus amigos y compañeros: un factor más de riesgo para la difusión intrafamiliar. 

2.- Medidas de higiene que ya se han comentado como lavarse las manos, no tocarse la cara, llevar mascarilla o mantener la distancia social. 

¿Que deben hacer las autoridades sanitarias? Diagnosticar a los pacientes, identificar a los infectados asintomáticos, rastrear todos los contactos y aislarlos preventivamente hasta tener dos pruebas PCR negativas con un intervalo de unos cinco días entre ambas. 

Y aquí es donde tal vez ha fallado el sistema. Se abrieron las fronteras sin exigir PCR en origen y sin que se realizaran PCR a las personas que abandonaban el país. El número de rastreadores ha sido insuficiente y muchos de ellos se han incorporado a esta tarea sin formación o con una formación deficiente. Ante la falta de personal cualificado se ha descargado una vez más en la atención primaria una labor para la que no están ni preparados ni motivados. Un rastreador no se forma en un curso acelerado o con personal voluntario. El resultado es que el número de contactos que identifican está por debajo del índice que permite que el virus no se expanda. 

Quizá si el lector ha llegado hasta aquí le esté invadiendo el pesimismo. ¿Hemos llegado a un punto de no retorno y estamos condenados a que el virus se expanda sin control? La situación se puede revertir pero requerirá de mucha disciplina por parte de la población y un comportamiento más profesional por parte de las autoridades. 

Por último unas palabras sobre dos aspectos que no se han contemplado la vacuna y algún medicamento efectivo contra el virus.

Vamos a hablar primero de la vacuna. La vacuna no estará disponible para el público en general hasta el próximo año, como pronto. Así que queda un largo y oscuro  túnel que recorrer hasta su aparición. Pero además  la vacuna nunca confiere un 100% de protección. Podría oscilar entre un 60% en la hipótesis pesimista y un 80% en la optimista. Las vacunas pueden provocar efectos secundarios como todos los medicamentos y cuando se produce una vacunación masiva es posible que surjan problemas que no se contemplaron en el estudio inicial. La realidad siempre se muestra mucho más compleja de lo que creemos a primera vista. 

Por último un medicamento de eficacia probada frente al virus sería como el unicornio. Quien lo descubriera podrían poner en su “curriculum vitae” sin pudor la etiqueta de Salvador de la Humanidad. Sin embargo en la actualidad de todos los medicamentos que existen en el mercado el único que parece mejorar el curso de la enfermedad aunque no acabar con el virus es el Remdesivir. Es eficaz en aquellos pacientes que presentan una evolución tórpida o muy grave y acorta el curso de la enfermedad pero no siempre se muestra efectivo.

Así pues necesitaríamos un nuevo fármaco. Diseñar un medicamento eficaz contra una enfermedad puede tardar entre 10 a 20 años y a veces no se consigue nunca. De tal forma que deberíamos recurrir a las investigaciones que están ya en curso. Fármacos antivirales que hayan demostrado efectividad en otros virus y redirigir la investigación hacia el Covid. Pero esto llevaría no menos de unos 4-5 años siendo muy optimistas. 

Como habrás visto querido lector no son buenas noticias. No puedes controlar lo que hacen los demás o las autoridades sanitarias pero sí lo que haces tú y tu familia. Así que sigue las recomendaciones, restringe tu vida social a lo imprescindible, utiliza mascarilla, lávate las manos y como siempre me despido deseándote ¡suerte!

Tiempos difíciles

Todos hemos visto películas de la guerra, ya sea la de Vietnam, la de Secesión americana o la más reciente sobre la primera guerra mundial “1917” de Sam Mendes donde se muestran hospitales de campaña con escenas desgarradoras. Los cirujanos deben actuar en cuestión de segundos, en ocasiones sin anestesia. Los heridos más graves serán atendidos los últimos. Apenas tienen posibilidades de supervivencia y por lo tanto no “hay que perder el tiempo con ellos”.

Los recursos son limitados, uno o dos médicos por cada sala del hospital de campaña, muy pocos enfermeros o auxiliares, la medicación escasea. Por tanto deben utilizarse de la manera más eficiente para salvar al mayor número de soldados. Esto se conoce como “medicina de guerra”
Vivir una situación así como profesional debe ser angustioso.

Evacuación de un herido durante la primera gran guerra

Esto es precisamente lo que se vivió en algunos hospitales españoles a finales de Marzo y comienzos de abril donde el número de pacientes que precisaban asistencia crecía de manera exponencial. Faltaban camas, faltaban sillas para que se acomodaran los enfermos, faltaban respiradores, faltaban equipos de protección personal, mascarillas, guantes. Los equipos de asistencia de los hospitales se encontraron desbordados. Las líneas telefónicas se colapsaron. Los médicos, las enfermeras, los celadores, los administrativos que vivieron aquellos momentos los recordarán como una pesadilla.


Por fortuna, jamás he tenido que vivir una experiencia semejante. Sin embargo, recuerdo de mi época de guardias en el Hospital, días de otoño o invierno durante alguna de las epidemias de gripe más graves las puertas de urgencias abarrotadas de pacientes, acompañantes nerviosos, el hospital al borde del colapso, médicos saturados, enfermeras sobrecargadas de trabajo, camas por los pasillos de pacientes pendientes de ingreso. Así pues no me resulta difícil imaginar los días que mis colegas vivieron durante esta terrible pandemia.
Todo ello viene a propósito por las órdenes que al parecer se dieron desde la mayoría de las administraciones autonómicas para que las personas mayores que se encontraban en residencias fueran atendidas en las mismas, cualquiera que fuera su estado de gravedad o sus necesidades clínicas. Esto sería inhumano en una situación de normalidad pero es una norma de sentido común en un momento de excepcionalidad como la pandemia que estamos viviendo. Sin duda a quienes se les ha muerto un familiar ya sea en una residencia o en su propia casa porque su anciano padre o madre no ha sido trasladado a un Hospital para ser atendido con todos los medios disponibles les parecerá injusto y cruel. Pero cuando los recursos son limitados por una situación como provocó el Covid 19 es obligación de las autoridades sanitarias utilizarlos de la manera más eficiente posible.
Los ciudadanos merecemos que se nos hable como adultos y no se oculte la realidad. La realidad fue terrible y se ocultaron ataúdes, escenas de dolor, sufrimiento, enfermeras llorando, médicos sometidos a una presión insoportable y teniendo que decidir a quien se le aplicará el respirador que ha quedado libre tras la muerte de otro paciente.

Algunos se asombran de que la juventud se muestre despreocupada y sin tomar precauciones.
China fue responsable porque ocultó al mundo la tragedia que estaban viviendo y maquillaron sus cifras. La OMS actuó negligentemente porque no mandó observadores ni informó de lo que estaba pasando y cuando lo hizo a comienzos de Enero lo hizo de manera muy poco contundente. Europa actuó mal por no cerrar fronteras y tomar medidas de aislamiento selectivo.
Y por fin nuestro gobierno actuó tarde y mal.
Es fácil criticar y sin duda a “toro pasado” todos somos muy listos. Pero hay países donde la epidemia no ha colapsado el sistema sanitario y no utilizaron medidas de confinamiento total. ¿Por qué? Comenzaron a realizar test de manera precoz, identificaron los infectados y a sus contactos, los aislaron de manera selectiva. Dotaron al personal sanitario de trajes de aislamiento eficaces. Aconsejaron desde el inicio las mascarillas y el distanciamiento social. En estos países la curva de infectados no ha dejado de crecer desde marzo pero lo ha hecho muy lentamente de forma que el sistema sanitario, los servicios sociales, las funerarias no colapsaron y han ido poco a poco absorbiendo la demanda asistencial. En ellos no hizo falta aplicar esas medidas de “medicina de guerra” y la asistencia sanitaria discurrió por los cauces habituales.
El virus está entre nosotros y hasta que no exista una vacuna, un medicamento eficaz o el número de personas que adquieran inmunidad alcance el 60 % de la totalidad de la población se producirán rebrotes y tendremos que vivir con este tipo de medidas. Esta es una realidad incontestable y debemos ser consciente que es posible que tardemos más de un año en volver a nuestras viejas rutinas, dar un abrazo a nuestras amistades, viajar en el metro sin mascarilla, acudir al gimnasio o a la piscina. Mientras tanto, utilizad mascarilla, lavaos las manos con frecuencia, socializar lo justo y necesario y… ¡suerte!

El fin del confinamiento

Covid 19

Al comienzo de la epidemia del Covid 19 escribimos un artículo sobre la necesidad del aislamiento y de permanecer en casa. Desgraciadamente hoy sabemos que la medida se tomó tarde y que el virus llevaba ya con nosotros más tiempo del que sospechábamos.

Muchos casos de gripe que los médicos de cabecera trataron a finales de Enero o principios de febrero es muy posible que fueran casos de Covid 19. Esto es tan solo una sospecha clínica pues los síntomas que presentaron esos pacientes eran muy similares a los que produce el coronavirus, dolor de garganta, malestar general, alteración del olfato y una recaída a los siete días con tos y molestias respiratorias. Entonces no se realizaron test de diagnóstico porque se suponía que el virus no había llegado a Europa. El primer caso oficial se registra en Lanzarote a finales de Enero en un turista. El 13 de Febrero en el Hospital Arnau de Vilanova fallece un paciente de 69 años que había estado en Nepal con un cuadro clínico que hace sospechar a los médicos que se trata de un Covid 19. Sin embargo la prueba solo se le realiza días más tarde postmorten.

Llevamos en confinamiento desde el 14 de Marzo y sin embargo los casos de contagiados siguen aumentando todos los días a razón de unos 4.000. El porcentaje es bajo puesto que el número total de infectados es en la actualidad muy alto. Nada tiene de extraño que cada vez vaya disminuyendo este porcentaje puesto que cada vez aumenta el número de infectados. Sobre 20.000 un porcentaje de 20% nos da 4.000. Pero si tenemos 200.000 infectados el 2% sigue dando 4.000. Lo sorprendente es que estando en aislamiento la mayoría de la población se sigan produciendo ese número altísimo de contagios. La explicación es doble por una parte la propia naturaleza del virus es decir su capacidad de infectar, de resistir a condiciones adversas es muy grande y por otra las medidas de protección de la población que tiene que prestar los servicios esenciales es insuficiente. Ahí está la elevada tasa de personal sanitario infectado, bomberos, policías, personal de funerarias o incluso sacerdotes.

Imagen de un hospital de campaña en 1918
Hospital de campaña en la epidemia de gripe de 1918

En la actualidad el aislamiento ha sido no selectivo, indiscriminado, forzados por la situación de alarma sanitaria con la finalidad de que el sistema sanitario no colapsara. Cosa que desgraciadamente no se pudo evitar.

Trascurrido un tiempo razonable ese aislamiento tiene que ser selectivo, dirigido a aquellos pacientes que tienen síntomas y dan positivo en la prueba, a sus contactos sociales y su entorno. Dirigido a la población de riesgo, los mayores de 65 años, las personas frágiles o en residencias y a buscar aquellas personas que no presentando síntomas pueden ser portadoras del virus y por lo tanto contagiar.

Esto significa realizar test con un nivel de sensibilidad y especificidad como la conocida PCR. Los test rápidos son muy útiles para identificar a los positivos pero en el caso de dar negativo presentan la incertidumbre de que se puede estar en un periodo de ventana donde se tiene el virus pero no se han desarrollado anticuerpos.

La PCR es una técnica compleja para realizar en un ambiente hospitalario y los test rápidos tienen la ventaja de poder realizarse a nivel ambulatorio con personal mínimamente entrenado. Se pueden establecer controles, como en se ha hecho en algunas comunidades autónomas, o en otros países europeos, Chequia, Alemania, donde se realizan sin ni siquiera bajar del coche. Son voluntarios, gratis y para todo aquel que quiera realizarse la prueba. No es necesario estar enfermo o tener síntomas.

Pero volvamos al comienzo ¿cómo podemos poner fin al confinamiento?¿Cómo debemos reincorporarnos a una vida más o menos normal?

Este es el dilema al que se encuentran sometidos nuestros gobernantes y la respuesta que dan los epidemiólogos no es del todo clara. Nadie está muy seguro de conocer la respuesta.

A lo largo de estos meses ya conocemos bastantes aspectos del virus, su tiempo de latencia hasta que da síntomas, su infectividad alta, el conocido como R0. En el caso de la gripe o influenza es de 1 en el caso del Covid es de 3, incluso algunos expertos hablan de R5. Es decir cada infectado contagia a 5 personas.

Sabemos que el Covid 19 ha venido para quedarse. Tarde o temprano se cruzará en nuestro camino tal vez cuando menos lo imaginamos. No podemos permanecer en aislamiento continuo pero podemos crear barreras que nos protejan del contagio, mascarillas efectivas, guantes, medidas de higiene, alejamiento físico. Nuestrto organismo está acostumbrado a los virus y a las bacterias y tiene mecanismos que nos protegen de estos gérmenes.

¿Pero cuanta gente no ha tenido contacto con el virus?. Si el aislamiento ha sido efectivo al volver a nuestra vida cotidiana volverá a producirse una oleada de contagios y el sistema volverá a colapsar. Para que esto no ocurra, ante la ausencia de una vacuna, hay que diseñar una nueva estrategia.

La primera es realizar pruebas a todo el personal sanitario y personal de riesgo. La segunda medida es identificar a los enfermos y aislar a sus contactos. Para ello hay que realizar test a la población sospechosa. La tercera realizar test aleatorios e indiscriminados, como señalábamos más arriba, a la población asintomática para conocer el porcentaje de la población que ya ha tenido contacto con el virus y el porcentaje que permanece sin haber desarrollado ninguna inmunidad. Conociendo estos porcentajes se pueden hacer proyecciones del número de personas que no ha tenido contacto con el Covid y hacer rcomendaciones.

En nuestra vida cotidiana como se ha comentado más arriba mientras no estemos seguro de si hemos desarrollado anticuerpos o no frente al virus debemos utilizar mascarilla, guantes y las medidas de higiene ya conocidas. Esta recomendación es especialmente importante en las personas de más de 65 años, enfermos crónicos, diabéticos, pacientes en tratamientos con inmunosupresores o tratamientos antitumorales.

Y por último pero no menos importante existen áreas o poblaciones libres de Covid o zonas donde el virus ha tenido una penetración mínima en estas zonas la actividad laboral y cotidiana podría y debería reanudarse pronto. Estas áreas deberían monitorizarse con especial cuidado para conocer el estado inmunitario de la población y que la personas de otras áreas que interactúan con ellas extremen las medidas de protección y distanciamiento.

Con esta estrategia el sistema productivo volvería a ponerse en marcha, la población tendría un nivel de protección razonable y el sistema sanitario recuperaría la “normalidad” sin que colapsara de nuevo.

Pascua en confinamiento

Hoy, Domingo de Resurrección, os invitamos a eso, a resurgir de las cenizas y a avanzar y mejorar.

Os proponemos que nos enseñéis cómo habéis pasado este tiempo de Pascua. Si hubo albóndigas de bacalao, si de postre comisteis torrijas o merendasteis la mona de pascua con su típico huevo hervido o el nuevo de chocolate.

Es tiempo de crear en vez de comprar. De buscar por casa retales para construir nuestra propia cometa. De aprovechar para continuar o empezar con el deporte, saltando a la comba. O si, como la Tarara, tienes un vestido blanco.

Mandadnos vuestras fotos y vuestros vídeos, y nosotros lo compartiremos con todos a través de nuestra cuenta de Instagram. O etiquetadnos en las publicaciones que colguéis en vuestros perfiles.

¡Os esperamos!

¡Quédate en casa!

Covid 19

A través de los medios de comunicación y de las redes sociales se han difundido infinidad de noticias sobre el Covid-19. En este artículo vamos a recordar algunos aspectos del virus que probablemente todos vosotros ya conocéis, cómo surgió, como se difunde el virus, qué podemos hacer para combatirlo. Y lo más importante, por qué es fundamental seguir la recomendación de “quédate en casa”

Como muchos recordareis de la charla que dimos sobre la microbiota los gérmenes, bácterias, virus, parásitos forman parte del ciclo de la vida y son necesarios para nuestra propia supervivencia. Las bacterias nos ayudan a sintetizar neurotransmisores, esenciales para la vida, vitaminas, aminoácidos. Nuestro sistema inmune “aprende” a lo largo de los primeros años de nuestra vida a reconocer aquellos microorganismos que nos benefician y a destruir a aquellos que nos perjudican. Este equilibrio puede ser alterado por diversas circunstancias y entonces es cuando surge la enfermedad.

Sabemos que tanto los virus como las bacterias sufren transformaciones en su material genético y agentes que nunca se han mostrado patógenos para el ser humano pueden cambiar su naturaleza y volverse peligrosos para nuestra especie. No es necesario una teoría conspiratoria para explicar las epidemias que se producen de manera cíclica. Cuando esto ocurre se provocan epidemias terribles, como la peste de la edad media transmitida por los chinches y las pulgas de la ratas que picaban a los humanos y provocaron las epidemias de 1347 en Italia y de 1348 en el resto de Europa. La peste tenía tres formas la bubónica, que ocasionaba alrededor de un 40% de mortalidad, la neumónica que provocaba una neumonía y la muerte en el 80% de los casos y la septicémica que era 100% mortal.

El cólera, la viruela, el sarampión también ocasionaron grandes epidemias. Sin embargo desde el siglo XVII se comenzó a conocer el origen de estas enfermedades, a identificar el vector causante, su forma de transmisión y se tomaron medidas individuales y de salud pública que resultaron ser extremadamente eficaces.

La gripe ha sido y es un visitante periódico en nuestro mundo occidental y hemos fabricado vacunas para protegernos. Sin embargo el virus de la influeza también cambia su material genético y por eso cada año las vacunas tienen que ser modificadas.

Que es lo que hace diferente al Covid -19 del virus de la gripe. Fundamentalmente cuatro cosas, es un virus “nuevo”, tiene un indice de infectividad tres veces superior al virus de la gripe tradicional, tiene un periódo de latencia superior a 15 días y tiene un mortalidad muy superior al virus de la gripe. Una persona puede estar infectada y no mostrar síntomas hasta unas dos semanas después. Este es un dato relevante porque hay una “ventana” durante la cual una persona puede estar infectada pero está sana. Durante esos quince días esa persona puede haber contaminado a una buena parte de sus contactos sociales.

Durante los primeros días de la epidemia en Wuhan las autoridades se mostraron confiadas en que el virus se comportaría como lo hace el virus de la influenza. Para su sorpresa vieron que los casos crecían exponencialmente hasta el punto que en Enero el sistema sanitario colapsaba. Cuando comenzaron a tomar medidas toda China estaba infectada.

En Italia, a pesar de contar con la experiencia China ocurrió algo similar. En España el número de contagios se duplica casi a diario precisamente por el extraordinario número de infectados “sanos”, y porque no se han tomado medidas de aislamiento radicales.

Hay que aceptar que a lo largo de los meses casi el 80% de la población tendrá contacto con el virus. Del conjunto de la población que ha tenido contacto con el virus solo el 10% de desarrollará síntomas. La mayoría como un cuadro leve, una gripe, un catarro y solo un 15% necesitará ingreso hospitalario o desarrollará complicaciones graves. Si lo traducimos a números reales podemos afirmar que alrededor de 32 millones de personas tendrán contacto con el virus, 3 millones y medio desarrollarán un cuadro leve de la enfermedad y unas 400.000 personas necesitarán cuidados especiales y una proporción importante en torno a 5% precisarán ingreso en UCI.

Esto explica el colapso que se provocó en China, se ha provocado en Italia, y se está ocasionando en el sistema público de salud español. Los casos se duplican día a día, no hay sistema de salud preparado para una contingencia de este tipo en un periodo de tiempo tan corto.

Sabemos que contra los virus solo existen tres remedios o formas de combatirlos, las vacunas, los antirretrovirales y el aislamiento. La vacuna no existe, los antirretrovirales no se han mostrado eficaces o por lo menos no tenemos un fármaco de elección. Así pues solo queda el aislamiento. De ahí el “quédate en casa”

Con el aislamiento conseguimos dos objetivos el primero impedir que los infectados “sanos” transmitan el virus a otras personas no contagiadas. A disminuir el número de contagios evitamos que surjan nuevos casos y el sistema sanitario se colapse. Se seguirán produciendo infecciones pero se dilatarán en el tiempo con lo que permitiremos que el sistema pueda optimizar sus recursos.

La curva que mide el número de pacientes no será una línea que asciende de manera abrupta sino una línea que asciende de manera lenta, adquiere una meseta y desciende también lentamente. Por ello es importante que mantengamos un comportamiento cívico y nos impongamos un aislamiento, restringir al máximo nuestro contactos sociales, no hacer visitas. Si tenemos que salir a trabajar seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias, lavarse las manos, utilizar guantes, no tocarse la cara.

Es posible que el contenido de este artículo pueda parecer inquietante para algunos pero sin duda estamos viviendo una situación similar a la gripe del 1918. Esta epidemia causó cerca de 33 millones de muertos en el mundo cuando la guerra causó unos 30 millones de muertos entre población civil y militar.

Seamos optimista pero no inconscientes. En la actualidad conocemos mucho mejor el mecanismo de transmisión del virus, tenemos la experiencia China y la de los italianos y disponemos de un sistema de atención sanitaria y de unos recursos de los que carecían nuestros abuelos cuando tuvieron que enfrentarse a aquella terrible pandemia de principios del siglo XX. Pero si cada persona no mantiene un comportamiento cívico y responsable todo puede ir a peor.

Quédate en casa.

Alpuente en la prensa

¿Hoy en día se lee el periódico? Es una pregunta difícil de contestar. Pero es innegable que nos encontramos en la era de la información. Internet ha permitido que cualquier tipo de noticia llegue a cualquier parte del mundo en cuestión de segundos. Y lo mismo ocurre con aquellas que tiene que ver con Alpuente. Por eso mismo, hemos creado una nueva sección en la web para enlazar todas aquellas noticias que encontremos por la red, para que así podáis tener acceso a ella. Podéis encontrar la sección en la barra de navegación superior, clicando en el desplegable de «Biblioteca» y luego en el de «Prensa».Las noticias aparecen allí por orden de fecha de publicación. De igual forma, os invitamos a todos para que nos hagáis llegar todas aquellas noticias que encontréis por la red sobre Alpuente y su municipio, y nosotros, en la medida de lo posible, iremos subiéndolas allí. Solo tenéis que hacernos llegar el enlace a la misma mediante nuestro correo electrónico (amigosdealpuente@gmail.com). Esperaos que disfrutéis con esta nueva sección.

Ranitidina, control de velocidad y aeropuertos

Tal vez se pregunte el lector que tienen que ver estas tres cosas entre sí para que las haya relacionado en el título del artículo. Pero si sigue leyendo encontrará la respuesta. Algunos de vosotros habréis tomado este medicamento: la ranitidina. Pertenece a una familia que los médicos llamamos anti H2. Y esta familia tuvo su primer vástago a finales de los setenta, cuando iniciaba mi especialidad como gastroenterólogo, y se presentó con el nombre genérico de Cimetidina y comercial de Tagamet. Fue una auténtica revolución. Hasta aquel momento la úlcera gastroduodenal no se curaba y muchos pacientes acababan en la mesa de operaciones. Por otra parte en urgencias hospitalarias en mi turno de guardia tuve que mandar a más de un paciente sangrante al cirujano. Fue una revolución porque por primera vez teníamos un medicamento eficaz, potente y sin apenas efectos secundarios. Más tarde salieron fármacos de la misma familia, anti-H2, más cómodos de tomar, cada 12 horas o una vez al día y con menos efectos secundarios, ranitidina y famotidina. 

Hasta que apareció el omeprazol la ranitidina fue un fármaco muy utilizado. Sufrió un periódo de olvido y se le volvió a recuperar cuando se descubrieron algunos de los efectos secundarios del omeprazol. Actualmente se utiliza en la enfermedad ulcerosa gástroduodenal, en la enfermedad por reflujo, como gastroprotección en pacientes que toman aspirinas o antiinflamatorios, en embarazadas donde el omeprazol no es recomendable o en pacientes con cardiopatía isquémica y en la dispepsia funcional. Este medicamento lleva pues en el mercado más de treinta años así que el número de personas que lo ha tomado es impresionante.

La noticia que ha saltado a los medios de comunicación es que la Agencia Española del Medicamento ha ordenado la retirada de este fármaco porque contienen nitrosaminas. La alerta comenzó con una nota publicada el 13 de Septiembre de este año por la FDA (Foods and Drugs Administration) americana en la que se señalaba que esa agencia había estado controlando un grupo de medicamentos OTC con ranitidina (que se consumen sin receta) que contenían nitrosaminas y recomendaba a los pacientes que moderaran el consumo de los mismos y consultaran a su médico.  Las nitrosaminas son potencialmente cancerígenas.

Sin embargo la agencia española del medicamento en su nota de retirada explica: “no hay evidencia de que la presencia de esta sustancia haya podido producir daño alguno a los pacientes que han consumido el medicamento” Y para complicar todavía más las cosas y hacerlo más confuso añade un poco más abajo en su nota: “En ningún caso está justificado que los pacientes interrumpan los tratamientos con ranitidina”  ¿Entonces porque se retira?

Pero veamos los datos. La IARC que es la Agencia Internacional que investiga sobre posibles agentes causantes de cáncer. Esta Agencia clasifica los productos ya sean alimentos, aditivos o conservantes en varios escalones. 

Grupo 1.-El más nocivo son aquellos agentes con evidencias científicas contrastadas de que producen cáncer.  Para ellos no hay piedad no deben ser consumidos, inhalados o tener contacto con ellos, ya sea tabaco, asbesto o cualquier otro producto que se encuentre en dicha categoría. 

Grupo 2A.-En este grupo se incluyen aquellos agentes que es muy probable que sean el origen de algún tipo de cáncer pero la evidencias epidemiológicas son limitadas e insuficientes en el hombre aunque en los animales se ha comprobado que son cancerígenos.

Grupo 2B.-Agentes que es posible que puedan originar algún tipo de cáncer pero las evidencias son débiles.

Grupo 3.- En este grupo se incluyen todos aquellos agentes de los que no se tiene evidencia de que provoquen ningún tipo de cáncer por lo que se consideran inocuos hasta el momento.

Las nitrosaminas se encuentran en el grupo 2A es decir probable pero no suficiente. Se ha estudiado que las nitrosaminas tiene capacidad de inducir mutaciones y por lo tanto un potencial cancerígeno y  en 40 especies animales donde se ha estudiado se ha comprobado que en efecto es capaz de originar tumores. Sin embargo, y esto hay que resaltarlo, no hay evidencias de que esto mismo ocurra en los humanos. 

Y respondemos a la pregunta que nos hacíamos al comienzo del artículo. La Agencia del Medicamento retira estos productos porque ante la duda elige el camino de la seguridad.Si el médico lo considera necesario puede seguir utilizándolo pero bajo su responsabilidad y advirtiéndole al paciente. Ante esta disyuntiva lo más probable es que ni médico ni paciente deseen seguir utilizando este fármaco y buscarán otra alternativa. ¿Es posible que se pueda fabricar una ranitidina sin impurezas, es decir sin nitrosaminas? Es posible pero muy poco probable. Ningún laboratorio está interesado en trabajar con medicamentos “zombis” Un producto sin patente y por lo tanto abierto y con nombre y prestigio herido de muerte. Me temo que hemos perdido un fármaco eficaz, barato, con una enorme experiencia en la práctica clínica diaria y con un nivel de seguridad comprobado a lo largo de más de treinta años. Pero esta es un poco la paradoja de nuestro mundo del siglo XXI, y este es el motivo del título del artículo, viajamos muy rápido en aviones casi supersónicos pero hacemos colas y perdemos horas en controles de seguridad en aeropuertos. Hoy en día fabricamos los automóviles más seguros de todos los tiempos, con elementos de seguridad activa y pasiva increíbles, capaces de circular a 260 kilómetros por hora. Pero les imponemos circular a  30 en la ciudad a 90 en las carreteras y a 120 en las autopistas. Quizá ha llegado el momento de que utilicemos la inteligencia artificial y modelos matemáticos para que tomemos decisiones “inteligentes” basadas en datos. Me temo, y esto lo digo en base a lo que la misma Agencia declara en su nota:  “no hay evidencia de que la presencia de esta sustancia haya podido producir daño alguno a los pacientes que han consumido el medicamento” que en la retirada del producto del mercado han pesado más razones de opinión pública o legales que los datos objetivos y una probabilidad estadisticamente remota.