In memoriam: Eufrasio Martínez

Marina y Eufrasio: en sus años mozos en Alpuente

Cuando perdemos a un ser querido no hay consuelo para nuestra pena. Y es que deja un vacío en nuestras vidas que nada ni nadie es capaz de ocupar. Desde hace días la pérdida de Eufrasio Martínez ha abierto una “agujero” en el corazón de Marina, su esposa, su hijo, sus nietas, familiares y amigos que han compartido su vida  y sienten ese vacío, esa ausencia.

Si quisiera resumir en una palabra a Eufrasio diría que fue un hombre bueno. Cuando le conocí en mi etapa de presidente de la Asociación él ya llevaba jubilado bastantes años e iniciaba la década de los ochenta. Su rostro, su forma de hablar y comportarse irradiaban un halo de paz y de bondad y recordaban la imagen de recio hidalgo castellano.

Recorrió la geografía española de norte a sur de este a oeste. Su infancia y juventud no fue fácil. Como no lo fue para esa generación que le tocó vivir una guerra civil y una larga posguerra donde el hambre apretaba las carnes y aguzaba el ingenio. Una generación donde el trabajo infantil no era explotación sino supervivencia. Nació en 1928 en Tubilla del lago, Burgos, a pocos kilómetros de Aranda del Duero y Burgo de Osma, donde está la Farmacia más antigua de España.

Con apenas 19 años ingresa en el cuerpo de la Benemérita y el joven Eufrasio es destinado a Alpuente. Allí conoce a una joven de ojos claros, Marina, que le inyecta el mal de amores y que sería su compañera, esposa y madre de su hijo Luis. Dos años más tarde el Cuerpo demanda sus servicios en Torrevieja y allí se va el joven enamorado con el corazón partido entre la Serranía y la costa. Finalmente la joven pareja decide contraer matrimonio en la Iglesia de Alpuente.

Con el grado de comandante

En 1973 su carrera profesional sufre un nuevo ascenso al ingresar en la Academia Especial de la Guardia Civil. Sin embargo eso supone un nuevo traslado en esta ocasión al País Vasco precisamente en los “años de plomo” cuando ETA se mostró más cruel y sanguinaria.

En 1982 se jubila con el grado de comandante y se reencuentra con Alpuente. Rehabilita o mejor se construye una casa con vistas a la sierra y a la hermosa vega de Alpuente. Allí disfrutó la última etapa de su vida en compañía de su hijo Luis, sus nietas, y su mujer. Una etapa dulce y llena de hermosos recuerdos.

Por aquellos años se fundó la asociación cultural amigos de Alpuente de la que formó parte activa como socio fundador y como vicepresidente.

Con su hijo Luis, en Alpuente, en la última etapa de su vida

De Eufrasio podemos decir que disfrutó de una larga vida, intensa y repleta de buenas obras. ¿Qué más se puede pedir? Nada de esto servirá de consuelo ni para Marina ni para Luis, sus nietos o sus seres queridos. Pero gozó de una vida plena que supo aprovechar hasta el último minuto incluso cuando la naturaleza comenzó a borrar sus recuerdos. Nosotros como alpontinos, como miembros de la ACAA, estamos en deuda contigo Eufrasio y te damos gracias por todo lo que hiciste por nosotros, por la asociación  y por Alpuente.

Siempre en nuestro recuerdo.

Con sus queridas nietas


Microrrelato: Una pequeña mentira en la residencia

     Todas las palabras que el abuelo se ha aprendido durante el día, por la noche volverán al papel de donde salieron. Y las imágenes que con tanto esfuerzo se empeñó en memorizar, desaparecerán entre los vacíos de sus recuerdos. Mañana, cuando despierte, cogerá de nuevo el papel de la mesita y se pasará el día entero estudiando esas palabras y las fotos, tratando de memorizarlas para cuando llegue el momento. Entonces, esperará a que estemos todos sentados para cenar y uno a uno nos mirará a la cara y nos llamará por nuestro nombre. Con una triste sonrisa en los labios le seguiremos la corriente, porque todos los nombres de su lista, hace años que dejaron de existir.

 

Imagen de la foto destacada de la web www.diamundialdelalzheimer.com

Actuación de la cuentacuentos, Almudena Francés

La tarde del sábado, un vez más, la cuentacuentos valenciana, Almudena Francés, nos hizo cruzar –a niños y a otros no tan niños– esa delgada línea que separa la realidad de la ficción, para llevarnos de la mano de Carmeta, a su mundo de fantasía.

Entre risas y lágrimas nos hizo sentir protagonistas de sus historias, en las que maneja los sentimientos como si fueran olas del mar y el público un velero navegando a su capricho.


Por la noche, debido a la escasa afluencia de público, el espectáculo quedó ligeramente deslucido, aunque este inconveniente no fue un obstáculo para Almudena, que con la misma ilusión y entusiasmo que por la tarde, nos deleitó a los más mayores, con las peripecias de Batiste, que tres veces se murió y nunca fue enterrado.

De nuevo la casa de la cultura de Alpuente, fue el escenario elegido para el evento, y el público, niños y adultos, quedamos cautivados por sus historias.

Esperamos poder repetir otro año esta actividad, porque es una excelente forma de mantener vivo el oficio de cuentacuentos y de visitar ese museo olvidado, que siempre tenemos en boca, pero no siempre utilizamos como toca: El museo de la palabra.

 

Reciban un cordial saludo,

Carlos Pérez

Vocal de la ACAA

Concierto de la banda La Yesa-Alpuente

A lo largo de la historia se han dicho grandes frases sobre la música, pero hoy me quiero quedar con la cita del célebre poeta americano del siglo XIX, Henry Hadsworth Longfellow, “La música es el lenguaje universal de la humanidad”, porque con unas pocas palabras, transmite un gran mensaje. Y si todo el público coincide en lo mismo, es porque los músicos consiguieron transmitir, ese sentimiento, a través de sus instrumentos.

El pasado domingo, la banda de la Yesa-Alpuente, bajo la dirección de Alberto Ayter Ballester, nos deleitó con un repertorio actual y magistralmente interpretado, por un elenco de músicos de La Yesa y Alpuente y sus aldeas. El mérito de estos chicos y chicas, la mayoría extremadamente jóvenes, es increíble, ya que en muchos casos ni tan siquiera viven en la comarca y se desplazan a propósito los fines de semana para las clases y los ensayos.

Los asistentes pudieron disfrutar, durante algo más de una hora, de música en directo elaborada con instrumentos de viento como clarinetes, una flauta travesera, oboe, trompas, trombón de varas, tubas, saxofones; y de percusión, como timbales, batería, marimba, y otros, cuyo nombre desconozco. Fue la culminación de un increíble esfuerzo que comienza con la preparación de las partituras, realización de los arreglos para cada uno de los instrumentos, ensayos individuales y grupales, coordinación de todos los músicos y por supuesto, una infinidad de horas invertidas en estudio.

La casa de la cultura de Alpuente, fue el escenario del evento y el público asistente al completo, quedó gratamente sorprendido del talento de nuestros músicos. Esperamos poder repetir este acontecimiento de colaboración entre la Sociedad Músico Cultural La Yesa-Alpuente y la Sociedad Cultural Amigos de Alpuente.

Por último, no me gustaría despedirme sin agradecer al director, Alberto Ayter Ballester, al presidente, Francisco José Cubel Rodríguez y la secretaria, Consuelo Pérez Herrero, su difícil labor de mantener viva la banda de música de nuestra comarca, ya que sin su esfuerzo y el de todos los músicos anónimos que la forman, este pilar básico de nuestra cultura quedaría en el olvido y no podríamos disfrutar de conciertos como el que nos ofrecieron.

Reciban un cordial saludo,

Carlos Pérez

Vocal de la ACAA

La huella de Carbono

La huella de Carbono

Seguramente habréis oído hablar en más de una ocasión de la huella de Carbono y os habréis preguntado ¿Qué es eso, para qué vale, pero sobre todo… cuánto me va a costar?
Para empezar os diré que la huella de carbono según el diccionario de moda (Wikipedia) es «la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto”. Dicho de otra forma, la huella de Carbono mide el impacto que provocamos (todos tenemos nuestra propia huella de carbono) sobre el calentamiento global.

¿Y por qué son malos los gases de efecto invernadero?
La respuesta es fácil, son malos porque suponen un importante impacto ambiental global negativo sobre el medio ambiente (antes el ambiente era completo, pero poco a poco nos lo hemos ido cargando con el tiempo).
Son malos porque comprometen el desarrollo sostenible, es decir, la capacidad de satisfacer las necesidades de generaciones futuras. Si pensabas que nuestros antecesores nos han dejado una herencia envenenada, ¿Cómo piensas que les vamos a dejar el planeta a nuestros sucesores evolutivos?

Pero, en concreto, ¿a qué efectos nocivos nos referimos?
En primer lugar provoca el CAMBIO CLIMÁTICO, lo que se traduce en un aumento progresivo de la Temperatura media de la Tierra. Y como consecuencia: Desertización, deforestación, se derriten los glaciares y aumenta el nivel del mar (peligro para nuestras espléndidas playas), aumenta la temperatura de las aguas, etc…
Otra de las causas del calentamiento global es la acumulación de gases (de efecto invernadero) en la atmósfera. Se forma una capa que retiene el calor, como cuando dejamos el coche al sol con las ventanillas subidas y luego es imposible entrar.

¿Sabías que cada año se pierden cerca de 15.000.000 de hectáreas por la deforestación? Para que te hagas una idea, un campo de fútbol mide algo menos de una hectárea, es decir, se pierde el equivalente a 15.000.000 de campos de fútbol de bosque. ¿No crees que algo estamos haciendo mal?

Por otro lado se produce una pérdida constante de biodiversidad, aumentando el número de especies en peligro de extinción. Si pensabas que es un problema que nos queda lejos, deberías saber que en la Comunidad Valenciana hay al menos tres especies en peligro: la nacra, la cerceta pardilla y la jara de Cartagena, pero no son las únicas.

 

Otro impacto directo que los gases derivados del Carbono tienen sobre el medioambiente es la disminución de la capa de Ozono, entorno al 2,5 % anual. Las capas altas de la Atmósfera (estratosfera) contienen ozono (O3) que absorbe, o al menos lo intenta, la mayor parte de las peligrosas radiaciones ultravioletas.

La lluvia ácida es otros de los efectos negativos que provoca en la naturaleza, ya que acidifica el agua de lagos, embalses… dificultando el desarrollo de la vida acuática y dañando las plantas y cultivos. ¿Te has parado a pensar dónde van esos animales y plantas afectados por la lluvia ácida? Efectivamente, a nuestros platos.

¿Y por qué es importante saber cuántos gases derivados del Carbono generamos?
El Carbono se encuentra en todos los seres vivos y es necesario para vivir ya que es indispensable para el sustento básico, pero cuando se combina con otros elementos genera una serie de gases que en grandes cantidades son altamente perjudiciales para el medio ambiente, por eso debemos cuantificarlos, para tenerlos controlados.

¿De dónde salen, quién los genera, a quién hay que señalar?
Las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero que favorecen el calentamiento global son:
El transporte (14%), la electricidad y calefacción (25%), las industrias (14%), refinerías y minería (14%), cambios en el uso de tierra (18%), agricultura (14%), desechos y vertederos (4%)
Ejemplo de desglose de “HUELLA DE CARBONO”

¿Qué podemos nosotros hacer modestamente para reducirlo o eliminarlo?
Para empezar NO SE PUEDE ELIMINAR, porque es imposible y porque acabaríamos con la vida, pero sí se puede reducir para minimizar sus efectos negativos.

Unas buenas prácticas fáciles de hacer en nuestras casas y centros de trabajo, por ejemplo serían:
Apagar luces, el ordenador al acabar la jornada, los sistemas de aire acondicionado al abandonar la estancia… Seguro que si pensamos un poco se nos ocurren unos cuantos consumidores de energía que podemos evitar.
Evitar fugas de agua, puertas abiertas con la climatización en marcha, iluminación innecesaria, así como otras clases de desperdicio de energía (seguro que también se nos ocurre alguna).
Ajustar el termostato de tu sistema de calefacción y aire acondicionado (utilizar la ropa adecuada en casa).

A continuación un ejemplo claro de eficiencia energética lumínica

Y por último unos consejillos para reducir tu huella de carbono
Cambia las luces por otras de tecnología LED. La incandescencia fue muy útil en el siglo pasado, pero ahora toca renovarse.
Desenchufa los “vampiros”, esos aparatos eléctricos o electrónicos que tienen un consumo remanente de energía cuando están en stand by.
Aísla tu casa del exterior (ventanas, puertas, paredes, techo…)
Consume productos locales, puede que los elaborados en Alpuente estén entre los mejores del mundo.
Comparte transporte, utiliza medios colectivos como el transporte público.
Recicla, reutiliza, recupera, repara, reinventa.
Lleva tus propias bolsas cuando vayas al super a comprar.
Utiliza electrodomésticos con buena clasificación energética (A+++)

“La toma del fuerte del Collado de Alpuente”

En numerosas ocasiones hemos oído decir que Alpuente ha sido escenario de grandes batallas a lo largo de la historia. El ruinoso estado de nuestros castillos es una clara muestra de la herencia recibida de estas devastadoras guerras, algunas de las cuales asolaron casi por completo sus murallas y torreones.

Pero más allá de las silenciosa historia que nos cuentan las piedras –que todavía hoy en pie desafían al tiempo para dar testimonio de los golpes recibidos–, a poco que desempolvemos el archivo histórico, encontraremos muchas evidencias del legado que nos dejaron aquellos que fueron testigos, presenciales en algunos casos, de su declive estructural.

Un ejemplo son los cuadros y manuscritos que nos recuerdan estos hechos acaecidos, hace ya tantos años en los caminos y montañas de nuestra comarca, que nuestra memoria ha olvidado casi por completo. Obras de arte en las que se representan escenas bélicas ambientadas en contiendas dignas de ser rememoradas por su importancia histórica. Una de estas escenas corresponde al cuadro del que os quiero hablar hoy y que da título al artículo:

“La toma del fuerte del Collado de Alpuente”.

Se trata de una pintura de grandes dimensiones realizada al Óleo en 1900 por el artillero y pintor catalán José Cusachs. En el lienzo se recrea la batalla de la conquista del castillo del Poyo, en el Collado de Alpuente. Conflicto bélico que tuvo lugar los días 17, 18 y 19 de 1875 durante los últimos coletazos de la III Guerra Carlista.

 

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 Imagen 1.- Cuadro, “La toma del fuerte del Collado de Alpuente”

 

Un dato curioso es que el propio artista –por aquel entonces destinado en Valencia–, participó personalmente en la acción como mando intermedio de una batería a cargo del Capitán Don Enrique Pellicer. Su aportación en el asedio y toma de la fortaleza le valió para granjearse el ascenso a grado de comandante por los méritos contraídos en la batalla.

Tardó 25 años en decidirse a pintarlo y cuando lo hizo, rescató de sus viejas libretas de campaña los apuntes tomados durante la batalla para deleitarnos posteriormente con esta obra de arte.

Otro dato anecdótico que rodea al cuadro es que el pintor, José Cusachs, aparece representado en el centro de la imagen. Figura en un segundo plano para no destacar su protagonismo sobre el resto de sus hombres, a los que quiso resaltar por su esfuerzo y anonimato.

En la escena se muestra a sí mismo, montado a caballo, dirigiendo la operación con apariencia de tranquilidad y transmitiendo confianza a su ejército, el cual avanza a duras penas por el camino pedregoso y lleno de obstáculos que asciende con gran pendiente hacia la cima de la loma de la Moratilla. Su objetivo es el castillo del Poyo, ocupado por las tropas carlistas al mando de Don Heliodoro Cervera, el cual se había hecho fuerte en el antiguo castillo del collado de Alpuente. Una fortaleza prácticamente inexpugnable por su enclave geográfico y difícil de batir por la artillería enemiga de esa época.

Lo que no se cuenta en el cuadro es que el regimiento subió a brazo, 4 piezas desmontadas KRUPP largas de 8 centímetros. Estos cañones de fabricación alemana, alcanzaban unos pocos kilómetros, lo suficiente para lanzar sus proyectiles hasta el fuerte y acertar en un blanco con escasa pero infalible precisión.

Esta acción les ocupó cuatro horas y media según los partes de la época y resultó crucial para la posterior rendición de los asediados en el castillo. En la pintura se puede apreciar en primer plano a los artilleros cargando una de las piezas de artillería desmontada y un poco más adelantados a la derecha de la imagen, algunos soldados con espardeñas de fibras naturales, empujando las enormes ruedas de los cañones.

El camino por el que suben a la loma, deja ver la vegetación típica de la zona, de monte bajo en los ribazos y pedregales en las laderas de la montaña. Al fondo entre una cortina de niebla y nubes y con un poco imaginación, seguramente veremos el pico de Javalambre con restos de nieve todavía en la cumbre.

Pero más allá de estas breves reseñas sobre el cuadro o los detalles que hayan podido apreciar a través de las imágenes presentadas, si la lectura de este artículo les ha suscitado una pizca de interés, les animo a que acudan a contemplarlo en persona, al museo histórico militar de Valencia.

El cuadro mide 175 x 197cm y está depositado en la pinacoteca de la primera planta del Museo de historia Militar de Valencia, situado en la calle C/ General Gil Dolz, nº 6, junto al Paseo de la Alameda.

Frente al cuadro han situado una vitrina en la que podemos encontrar algunos objetos, que nos ayudan a contextualizar la época del conjunto pictórico:

 

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Imagen 2.- Vitrina a pie del cuadro de José Cusachs

 

El contenido de la vitrina ha sido facilitado por el Museo Histórico Militar. En su interior podemos encontrar los siguientes artículos:

Un sable de empuñadura y hoja negras y otro con restos de dorado, como el que lleva el Sargento.

Una tercerola Remington nº 1033 “RG 1873” fabricada en Oviedo, como las que cargan los artilleros a la espalda.

Una carabina Remington s/n con cañón dorado, modelo carlista (fabrica de Eibar o Placencia de las Armas). La mira es adicional de un modelo americano.

Un fusil s/n con inscripción en cañón “F. de Vicente Acha 6 P.A.”

Un fusil s/n con caja damasquinada e inscripción en cañón “CAÑÓN BERNARD”

Una boina carlista.

Caja con munición de plomo para fusil Remington: Son originales de 1889 y no propiamente carlistas (los de punta dorada son posteriores a la época carlista)

Y por último un revólver Eibarrés, nº 6634 como el que portaría el capitán al cinto.

Si continuamos andando por el piso superior del museo, un poco más adelante, en la sala 16, nos encontraremos en el interior de una vitrina vertical de madera, la bandera de combate tradicionalista de 1850 que ondeaba en el fuerte durante la conquista. Se conserva en un excelente estado. Está restaurada y conserva el escudo y las letras bordadas originales.

 

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Imagen 3.- Bandera de combate tradicionalista carlista

 

En ellas se puede leer con total claridad (transcripción literal):

Círculo Lejitimista

Puebla de Vallbona

DPR

Las obras de arte nos cuentan historias y este cuadro no es una excepción. Nos relata una batalla en la que las tropas vencedoras, tras un asedio de tres días, arrebataron el fuerte del Collado a los carlistas y dieron fin a su efímera hegemonía. Si el final de esta batalla hubiera sido otro, la escena y el autor probablemente también hubieran sido otros.

George Orwell dijo que la historia la escriben los vencedores, pero en cualquier caso, con lo que quiero que se queden, es que Alpuente fue el escenario de esta batalla, que hay un cuadro que nos describe en primera persona cómo se desarrolló y que ganara quien ganara… el resultado fue como en cualquier guerra: muerte, destrucción.

Adjunto la web del museo por si quieren acercarse a dar un paseo por sus instalaciones o ampliar la información.

http://www.ejercito.mde.es/unidades/Madrid/ihycm/Museos/valencia.html

 

Las imágenes mostradas en este artículo han sido cedidas por el museo histórico militar de Valencia exclusivamente para la web de la ACAA y su revista, por lo que no podrán ser reproducidas ni utilizadas para otro fin.

Los artículos representados en las imágenes y a los que se hace referencia, pertenecen en su totalidad al fondo del museo histórico militar de Valencia.

Por último quiero agradecer al museo, así como al Coronel Director, la cesión de las imágenes.

Tanto si os ha gustado el artículo, como si no, decídnoslo. Saber vuestra opinión nos ayuda a mejorar.

Reciban un cordial saludo,

Carlos Pérez Recio

Vocal ACAA

La Mojiganga de Titaguas

El pasado viernes tuvo lugar en Titaguas la tradicional Mojiganga.

Para aquellos que no pudieron asistir, o que han oído hablar de este espectáculo, os diré que aunque no es tan espectacular como lo son la Moixeranga de Algemesí y los castellers de Tarragona, son una importante muestra de riqueza folklórica de nuestras tierras.

Consiste en una mezcla de bailes tradicionales y torres humanas en las que una serie de jóvenes ataviados con ropa de época, danzan al son de una música interpretada por varios clarinetes y percusión. Se cree que la Mojiganga es un espectáculo que nace de una danza medieval llamada la “Dansa o Ball de valencians” y aunque antiguamente se interpretaba en carnavales, en los últimos años se incorporó a las fiestas septenales en honor a la Patrona, La Virgen del Remedio.

En 2009 se unieron las mujeres al espectáculo para participar de forma activa, hecho que los espectadores agradecemos, ya que dota de mayor dinamismo y armonía, enriqueciendo y manteniendo viva una tradición de varios cientos de años.

Desde mi asiento en las gradas frente a la iglesia, podía ver la plaza llena a rebosar de gente. Y las calles por las que se accede, todavía más personas acudiendo para disfrutar de la Mojiganga de Titaguas.

Pero hay sensaciones que por mucho que os quisiera contar no podría transmitir, es mejor vivirlas, por eso os invito a que dentro de siete años, cuando se repita este maravilloso espectáculo, acudáis a disfrutar de la Mojiganga junto a nuestros vecinos los Titagüenses.

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Si queréis ampliar información sobre la Mojiganga de Titaguas os dejo un enlace a su web.

http://www.titaguas.es/content/mojiganga

Un saludo,

Carlos Pérez

Asociación Cultural Amigos de Alpuente.

Estatutos ACAA

Tal y como se acordó por los socios asistentes a la última asamblea de socios extraordinaria, añadimos un apartado en nuestra web en la que poder consultar los nuevos estatutos aprobados en esa misma reunión. Además, incluimos también un enlace de descarga para todo aquel que quiera tenerlos para sí. Os recordamos de igual forma que se podrá acceder a estos dos apartados desde el menú desplegable de la barra superior.

El deporte en Alpuente

Artículo de Blas Jabaloyas Debón

Vivir en un lugar tan privilegiado como Alpuente es lo mejor que puede ocurrirle a cualquier deportista enamorado de la montaña y de su pueblo, fantástico entorno para los amantes del running, ciclismo, senderismo o cualquiera de sus variantes.

Explicar la sensación de libertad o satisfacción cuando se practica es casi imposible, hay que experimentarlo.

Es una verdadera lástima que en un sitio tan ideal para poder llevar a cabo este tipo de deportes haya estado tan poco fomentado hasta hace algunos años atrás, cuando los «DINOBIKERS», un grupo de personas entusiastas de la bicicleta, decidieron fundar un club, por el cual se potenciara su actividad al máximo, para satisfacción tanto de sus integrantes, como de todos aquellos que, movidos por el mismo espíritu, decidían sumarse y compartir con nosotros las rutas de este maravilloso lugar.

Algo totalmente beneficioso para el turismo rural y promoción cultural de Alpuente y todas sus aldeas, ya que cientos de personas asistían para formar parte, año tras año, de la nueva iniciativa de un grupo pionero y de su carrera BTT, trasladando a muchas personas el entusiasmo por el deporte y dando a conocer nuestro pueblo.

Lo mismo ha acabado sucediendo con el «TRAIL ALPUENTE», carrera a pie que lleva realizándose ya durante cuatro años consecutivos. teniendo una gran repercusión en redes sociales, webs, etc, haciéndose escuchar en infinidad de foros y llevando el nombre de Alpuente a muchas personas que comparten y disfrutan corriendo por montaña. Iniciativa de alguien ajeno. quien cuando lo visitó por primera vez quedó fascinado. Enamorado del deporte en general y en especial del atletismo desde muy corta edad, creyó en la firme idea de realizar una gran carrera de montaña en él, por que todo apuntaba a que no podía ser, con tanta riqueza montañosa, más que un gran TRAIL. Con ilusión y el propósito en mente de quien ama el deporte de esa manera, se trabajó para que surgiera en 2011 el primer «Trail Alpuente» con un notable éxito y muchas ganas de que tuviera continuidad. Así ha seguido sucediendo hasta el año 2014, formando parte de la «Liga CXM», en la que se visita carrera tras carrera la Serranía dando a conocer sus pueblos y el encanto de su naturaleza.

Este año cogieron las riendas del evento un grupo de personas nacidas en Alpuente, que trabajaron con gran devoción y realizaron una labor impagable para la continuidad de la actividad, con cambios que han recibido gran aceptación y que consiguen que cada vez seamos más los que salgamos cada día a correr, ir en bici, andar y en resumen a recorrer nuestras montañas conociendo mejor nuestro pueblo y de la forma más saludable. Animaros a disfrutar de la grandeza de nuestro tesoro y la suerte que tenemos.

Gracias a todos los que lo hacéis posible y gracias… ALPUENTE.

El horno de Las Eras

Historia de Blas Jabaloyas Debón.

Allá por el año 1970, yo tenía 10 años y recuerdo que me iba con mi padre a las dos de la mañana para encender el fuego del horno comunitario de la aldea de Las Eras. Le pegábamos fuego desde las dos hasta las nueve de la mañana (7 horas duraba el fuego encendido) y quemábamos 20 gavillas de leña de romero o leña de carrasca que había sido transportada antes desde el monte hasta la era con los mulos y machos. En la tanda de vecinos calculo que habría, en aquellos años, unas cincuenta familias, y el horno se encendía dos veces a la semana, martes y sábados. (A mi padre le tocaba unas dos veces al año)

El horno se construyó posiblemente hace más de 400 años. Tiene unos cuatro metros de diámetro, la bóveda y el piso están construidos con piedra de arena, que aguanta muy bien la calor durante muchísimos años.

Cuando se iba a cerrar el horno, el siguiente vecino metía las llamadas “lumbreras”, una gavilla de ramas, para que se torrara durante dos o tres días que permanecía el horno completamente cerrado. Esto se utilizaba para que sirviese de alumbrado interior, ya que entonces no había luz eléctrica, y de esta forma las mujeres tenían mejor visibilidad para sacar el pan.

A las nueve se barría el horno y es entonces cuando llegaba el primer turno de mujeres con la masa y la levadura preparada de casa la noche de antes.

Tanto en el primer como en el segundo turno, unas 15 o 20 mujeres amasaban de 10 a 15 panes y tortas según lo numerosa que fuera cada familia.

La harina la compraban a cambio de especias, es decir, por un saco de harina tenían que entregar dos sacos de trigo.

El encargado de encender el horno, debía encargarse de meter la masa y sacar los panes bien horneados.

Cuando se terminaba la jornada, para que no se enfriara tanto, en la puerta del horno (de unos 40 centímetros) se colocaba una tapa de hierro y se masaba arcilla, agua y cenizas para sujetar todas las orillas de la tapa y aguantar así el calor por dentro.

Allá por el año 1975, al disminuir la población de vecinos de la aldea, nos tocaba más a menudo encender el horno y por ello, decidieron cerrarlo. Hasta hoy día se encuentra abandonado y en desuso. Al cerrarse el horno, algunos vecinos se construyeron en sus casas pequeños hornos parecidos y con los mismos materiales pero con un solo metro de diámetro y así, la cantidad de leña para calentarlo era menor.

El horno fue abandonado pero siempre quedará en mi recuerdo todas aquellas noches calentando el horno con mi padre.