¡Quédate en casa!

A través de los medios de comunicación y de las redes sociales se han difundido infinidad de noticias sobre el Covid-19. En este artículo vamos a recordar algunos aspectos del virus que probablemente todos vosotros ya conocéis, cómo surgió, como se difunde el virus, qué podemos hacer para combatirlo. Y lo más importante, por qué es fundamental seguir la recomendación de “quédate en casa”

Como muchos recordareis de la charla que dimos sobre la microbiota los gérmenes, bácterias, virus, parásitos forman parte del ciclo de la vida y son necesarios para nuestra propia supervivencia. Las bacterias nos ayudan a sintetizar neurotransmisores, esenciales para la vida, vitaminas, aminoácidos. Nuestro sistema inmune “aprende” a lo largo de los primeros años de nuestra vida a reconocer aquellos microorganismos que nos benefician y a destruir a aquellos que nos perjudican. Este equilibrio puede ser alterado por diversas circunstancias y entonces es cuando surge la enfermedad.

Sabemos que tanto los virus como las bacterias sufren transformaciones en su material genético y agentes que nunca se han mostrado patógenos para el ser humano pueden cambiar su naturaleza y volverse peligrosos para nuestra especie. No es necesario una teoría conspiratoria para explicar las epidemias que se producen de manera cíclica. Cuando esto ocurre se provocan epidemias terribles, como la peste de la edad media transmitida por los chinches y las pulgas de la ratas que picaban a los humanos y provocaron las epidemias de 1347 en Italia y de 1348 en el resto de Europa. La peste tenía tres formas la bubónica, que ocasionaba alrededor de un 40% de mortalidad, la neumónica que provocaba una neumonía y la muerte en el 80% de los casos y la septicémica que era 100% mortal.

El cólera, la viruela, el sarampión también ocasionaron grandes epidemias. Sin embargo desde el siglo XVII se comenzó a conocer el origen de estas enfermedades, a identificar el vector causante, su forma de transmisión y se tomaron medidas individuales y de salud pública que resultaron ser extremadamente eficaces.

La gripe ha sido y es un visitante periódico en nuestro mundo occidental y hemos fabricado vacunas para protegernos. Sin embargo el virus de la influeza también cambia su material genético y por eso cada año las vacunas tienen que ser modificadas.

Que es lo que hace diferente al Covid -19 del virus de la gripe. Fundamentalmente cuatro cosas, es un virus “nuevo”, tiene un indice de infectividad tres veces superior al virus de la gripe tradicional, tiene un periódo de latencia superior a 15 días y tiene un mortalidad muy superior al virus de la gripe. Una persona puede estar infectada y no mostrar síntomas hasta unas dos semanas después. Este es un dato relevante porque hay una “ventana” durante la cual una persona puede estar infectada pero está sana. Durante esos quince días esa persona puede haber contaminado a una buena parte de sus contactos sociales.

Durante los primeros días de la epidemia en Wuhan las autoridades se mostraron confiadas en que el virus se comportaría como lo hace el virus de la influenza. Para su sorpresa vieron que los casos crecían exponencialmente hasta el punto que en Enero el sistema sanitario colapsaba. Cuando comenzaron a tomar medidas toda China estaba infectada.

En Italia, a pesar de contar con la experiencia China ocurrió algo similar. En España el número de contagios se duplica casi a diario precisamente por el extraordinario número de infectados “sanos”, y porque no se han tomado medidas de aislamiento radicales.

Hay que aceptar que a lo largo de los meses casi el 80% de la población tendrá contacto con el virus. Del conjunto de la población que ha tenido contacto con el virus solo el 10% de desarrollará síntomas. La mayoría como un cuadro leve, una gripe, un catarro y solo un 15% necesitará ingreso hospitalario o desarrollará complicaciones graves. Si lo traducimos a números reales podemos afirmar que alrededor de 32 millones de personas tendrán contacto con el virus, 3 millones y medio desarrollarán un cuadro leve de la enfermedad y unas 400.000 personas necesitarán cuidados especiales y una proporción importante en torno a 5% precisarán ingreso en UCI.

Esto explica el colapso que se provocó en China, se ha provocado en Italia, y se está ocasionando en el sistema público de salud español. Los casos se duplican día a día, no hay sistema de salud preparado para una contingencia de este tipo en un periodo de tiempo tan corto.

Sabemos que contra los virus solo existen tres remedios o formas de combatirlos, las vacunas, los antirretrovirales y el aislamiento. La vacuna no existe, los antirretrovirales no se han mostrado eficaces o por lo menos no tenemos un fármaco de elección. Así pues solo queda el aislamiento. De ahí el “quédate en casa”

Con el aislamiento conseguimos dos objetivos el primero impedir que los infectados “sanos” transmitan el virus a otras personas no contagiadas. A disminuir el número de contagios evitamos que surjan nuevos casos y el sistema sanitario se colapse. Se seguirán produciendo infecciones pero se dilatarán en el tiempo con lo que permitiremos que el sistema pueda optimizar sus recursos.

La curva que mide el número de pacientes no será una línea que asciende de manera abrupta sino una línea que asciende de manera lenta, adquiere una meseta y desciende también lentamente. Por ello es importante que mantengamos un comportamiento cívico y nos impongamos un aislamiento, restringir al máximo nuestro contactos sociales, no hacer visitas. Si tenemos que salir a trabajar seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias, lavarse las manos, utilizar guantes, no tocarse la cara.

Es posible que el contenido de este artículo pueda parecer inquietante para algunos pero sin duda estamos viviendo una situación similar a la gripe del 1918. Esta epidemia causó cerca de 33 millones de muertos en el mundo cuando la guerra causó unos 30 millones de muertos entre población civil y militar.

Seamos optimista pero no inconscientes. En la actualidad conocemos mucho mejor el mecanismo de transmisión del virus, tenemos la experiencia China y la de los italianos y disponemos de un sistema de atención sanitaria y de unos recursos de los que carecían nuestros abuelos cuando tuvieron que enfrentarse a aquella terrible pandemia de principios del siglo XX. Pero si cada persona no mantiene un comportamiento cívico y responsable todo puede ir a peor.

Quédate en casa.

6 respuestas a «¡Quédate en casa!»

  1. Muy didáctico, como siempre. Es de agradecer un artículo tan claro sobre un tema que a todos nos está influyendo de forma tan bestial. Muchas gracias

  2. Gracias, por tu dedicación, me ha sido muy útil. Literura cientifica informativa fácil de entender. Y he comprendido que dentro de la alarma, mi comportamiento es crucial para la recuperación. Gracias nuevamente, NsQdamosenCasa

  3. Eduardo es un referente. Mi recete y en mucho. Bien podría ser Conseller de Sanidad. Se agradecen estos artículos. Para compartir con todos. Enhorabuena.

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